Risotto de algas, champiñones y leche de coco

Hoy, para dar la bienvenida al mes de Junio, traigo una riquísima receta que, por suerte, ya he hecho un par de veces y he conseguido pillarle el truco: os hablo del risotto de algas, champiñones y leche de coco. ¿Algas? Sí, señores, las algas se comen, aunque de este tema ya hablaré en otra entrada que espero tener requetelista para verano ;)



INGREDIENTES
  • 1 cebolla pequeña, o media cebolla mediana. 
  • 10g de algas deshidratadas, aproximadamente. 
  • 125g de champiñones. 
  • 5 o 6 puñados de arroz. 
  • 1 lata de preparado a base de extracto de coco y agua. 
  • Aceite. 
  • Pimienta. 
  • Comino. 
  • Mantequilla. 
Con respecto a estas medidas diré que sale como para 2-3 personas (yo, con el arroz y la pasta no controlaré las cantidades en la vida). 

Las algas deshidratadas las compré en el supermercado Aldi, y escogí la variedad wakame (también hay nori y kombu). El paquetito creo que me salió por unos 2 o 3 euros, lo compré hace más de un mes así que la memoria me falla un poco. Aún así, el contenido me dio para hacer este risotto 3 veces :) 

La lata de preparado a base de extracto de coco y agua también la compré en Aldi, y si no me equivoco no llegaba a 1'50€. Si alguien se anima a hacer la receta y consigue los ingredientes, que no se asuste si al abrir la lata encuentra el contenido dividido en dos fases, una líquida (abajo) y una mucho más espesa (arriba). Eso es buena señal, pues sucede porque el contenido no lleva emulsionantes (¡menos químicos para nuestro cuerpo!). Lo único que hay que hacer es coger una cuchara y remover suavemente el contenido hasta que quede homogéneo. 

PREPARACIÓN

Lo primero que hay que hacer es poner las algas deshidratadas en remojo (durante unos 15-20 minutos). Las algas, una vez mojadas, aumentan bastante su tamaño, por eso es suficiente con 10g (aproximadamente). Además, como esta receta era nueva para mi y nunca antes había usado algas para cocinar, no quería obtener un sabor muy fuerte a algas, sólo darle un toque. 

Mientras las algas están en remojo, se corta la cebolla en trozos pequeños y se añade a la sartén, junto con un chorrito de aceite para que se vayan dorando un poquito, a fuego medio. Seguidamente, se trocean los champiñones y también se añaden a la sartén. Se mantendrá el fuego medio todo el tiempo.


A la hora de comprar, yo prefiero los champiñones enteros antes que los laminados. Sale más barato (comprar la comida pelada y cortada, a mi parecer, es un gasto innecesario) y los puedes cortar como quieras. Yo los corté en láminas, y luego los volví a cortar para obtener trozos más pequeños.

Cuando la cebolla y los champiñones se hayan dorado un poquito (yo no suelo esperar más de 3-5 minutos), se añaden las algas que previamente hemos tenido que escurrir en un colador.


Lo mezclamos todo bien, esperamos unos 2 o 3 minutos y añadimos el arroz. En esta parte es donde casi siempre meto la pata, porque como ya he dicho antes, calcular las cantidades se me da de pena. Se va mezclando el arroz con los demás ingredientes, con paciencia y cuidado.


Cuando hayan pasado unos minutos, no más de 2 o 3, se añade la lata de preparado a base de extracto de coco y agua. ¡Ojo cuidao! Des-pa-cito (no me matéis, please). 


En resumidas cuentas, lo que yo suelo hacer es añadir la mitad del contenido de la lata (recordad que hay que mezclarlo antes de añadirlo a la sartén), y cuando veo que el arroz se está inflando y que queda poco líquido, le añado el resto. Si habéis calculado mal con el arroz (como me pasa a mi sieeeeeempre) es muy probable que tengáis que añadir un poco de leche de coco, si es que tenéis a mano en el frigorífico. En su defecto, un poco de agua puede hacer el apaño. 

Y ahora, a tener paciencia. Hacer un risotto lleva bastante tiempo, así que hay que estar echándole un ojito cada dos por tres, para evitar que se pegue a la sartén. Se añade pimienta y comino a gusto del consumidor, y cuando el arroz esté casi casi casi listo, se añade una cucharada de mantequilla para que el resultado sea más suave y cremoso. 

¡Y listo! ¡A disfrutar!.

PD: receta no apta para aquellos que no sean amantes de los contrastes de sabores en las comidas, ni de sabores especialmente "marinos". 

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